Los formatos USB
La versatilidad y las cada vez mayores capacidades de almacenamiento de las memorias en formato USB son las responsables directas del éxito cosechado entre todo tipo de usuarios.Posiblemente, si hay algo en lo que todo usuario de tecnología coincide es en poseer una o varias llaves USB. Resulta francamente difícil encontrar a alguien que, moviéndose entre ordenadores, no disponga de una, y con la llegada de los grabadores y sintonizadores de televisión que admiten este formato, incluso se han ido adueñando poco a poco del salón en detrimento de los DVDs grabables o las ya lejanas en nuestra memoria cintas VHS.
Igualmente superados quedan los tiempos en los que transportábamos información en discos magnéticos flexibles (floppy), con los otrora omnipresentes disquetes de 5 1/4 primero y 3 1/2 después. Con ellos, en el mejor de los casos, obteníamos 1,44 Mbyte de almacenamiento máximo, una cantidad ridícula para las necesidades de hoy en día y que, al menos por aquel entonces, eran suficientes para actuar como disco de arranque del sistema operativo.
En 1998, Apple se convirtió en la primera compañía en prescindir de las disqueteras y apostar únicamente por otros soportes como los discos ópticos, pero la agonía de este formato todavía se prolongó un par de años más, hasta que en 2005 apenas quedaban ordenadores nuevos que incorporasen esta opción.
Pero al soporte al que verdaderamente sustituyen las llaves USB es a los CDs y DVDs vírgenes. Si bien al comienzo su uso era complementario, debido a las todavía inferiores capacidades y menos rentables precios de las memorias USB, a día de hoy se han impuesto con rotundidad.
Sus grandes bazas: son ligeras, diminutas y muy prácticas, y a la larga salen más baratas que los discos ópticos regrabables, por no mencionar la mayor facilidad para insertar o borrar datos frente a tal formato. En cuanto a su utilización, el número de escrituras y borrados de una memoria Flash oscila entre 10.000 y un millón, lo que garantiza una larga vida útil.
Si nos centramos en sus posibilidades y usos, el más extendido es el almacenamiento de datos, aunque otros como la grabación de emisiones de televisión o la reproducción de música también son muy habituales.
También se pueden utilizar como unidad de arranque del sistema operativo o, desde la llegada de Windows Vista, para complementar a la memoria RAM por obra y gracia de la tecnología ReadyBoost. De esta forma, utilizaremos la llave USB como memoria caché en lugar de recurrir a la memoria virtual en el disco duro, algo ventajoso al funcionar a una velocidad sensiblemente superior y que aumenta el rendimiento global del sistema.
Múltiples capacidades
Al igual que sucede en tantos otros campos de la informática, es habitual que a medida que pasan los meses se vayan doblando los valores numéricos (en este caso, Bytes) y se produzca un paulatino abaratamiento de costes.
Así, si hace media década pasar de un Gbyte de almacenamiento resultaba poco rentable y estaba al alcance de solo unos pocos, en el momento de escribir estas líneas la opción más interesante por capacidad/precio son los 8 Gytes, con los 16 Gbytes ya pisándoles los talones. En el mercado podemos encontrarlas a unos precios medios de partida de unos 9 y 19 euros, respectivamente.
En cambio, para hacerse con una memoria con capacidad de 32 Gbytes ya hay que realizar una inversión mayor (ligeramente por encima de los 40 euros), aunque interesante para determinados usuarios que requieran un mayor espacio.
El resto de capacidades vendrían a sustituir a lo que hasta hace poco nos servía como disco externo (64, 128 o 256 Gbytes), pero todavía conviene esperar a que sean más asequibles. La mayoría de los fabricantes, no obstante, se mueven entre los 4 y los 32 Gbytes actualmente.
Tecnología NAND Flash
Pero, ¿Qué se esconde tras las memorias Flash para que resulten mucho más atractivas que los discos duros externos? La tecnología que aporta este plus responde al nombre de NAND Flash. De hecho, también es la responsable de que los modernos discos de estado sólido (SSD) estén llamados a reemplazar a los viejos discos duros tradicionales (HDD).
Algunas de sus principales ventajas son sus mayores velocidades operativas, un mejor rendimiento general y una resistencia superior, además de facilitar tamaños más reducidos al prescindir de partes móviles. Por este último motivo, la vida útil también se ve alargada, ya que ante eventuales golpes o caídas resisten mejor y se reduce el riesgo de daño de las piezas.
Además, mientras que los discos HDD se basan en el giro magnético de sus cabezales, que graban y leen datos en círculos, el acceso a la información con la tecnología NAND Flash es instantáneo, eliminándose los cuellos de botella.
Alta velocidad, cifrado y software embebido
Al margen del formato de la carcasa, otra característica que puede diferenciar a una llave de otra es si trae software embebido en su interior, si posee capacidades de cifrado o si está basada en el nuevo estándar de alta velocidad USB 3.0.
Cada vez es más habitual que los diversos fabricantes comercialicen sus llaves con alguna utilidad incluida, por ejemplo para hacer copias de seguridad, ofrecer unos Gybtes adicionales de almacenamiento on-line o incluso incorporar software de terceros, como suites de seguridad.
Por su parte, las memorias con cifrado son una excelente e interesante alternativa para el mercado profesional, en el que por regla general circulan en su interior datos más sensibles y cuya pérdida podría tener consecuencias imprevisibles (pensemos, sin ir más lejos, en la pérdida de información financiera de la compañía o de datos de sus clientes).
Con ellas, en caso de extravío físico, los datos quedarían protegidos por varias medidas de seguridad, desde la introducción de una contraseña hasta tener que recibir acceso explícito para su uso en un ordenador concreto. Algunas ofrecen también funciones de borrado remoto, para una mayor fiabilidad si la perdemos de vista definitivamente.
Por último, tras la reciente aparición del estándar USB 3.0, la alta velocidad llega al fin a las llaves USB, ya que las basadas en FireWire o eSATA nunca llegaron a popularizarse y son prácticamente inexistentes. USB 3.0 ofrece tasas de transferencia teóricas hasta diez veces superiores a las que posibilita USB 2.0, con 600 Mbytes/s frente a los 60 de tope imperantes hasta ahora.
Además, es retrocompatible, lo que garantiza que cualquier llave USB 3.0 funcionará en puertos 2.0 e inferiores (aunque no lo hará, lógicamente, a la nueva velocidad máxima). Una peculiaridad: podemos distinguir USB 3.0 a simple vista, ya que el conector es siempre azul, y no negro o blanco.
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